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Aporte de la danza en la percepción que los Niños/as Sordos/as tienen de su cuerpo

María Esperanza Olate Droully - 2014

Este proyecto fue el resultado de un largo pero enriquecedor proceso de crecimiento. Fue necesario leer y estudiar una y otra vez para aprender de este tema que parece conocido pero que en realidad no lo es. Aprender de la cultura sorda, de sus niños, y también ver y vivenciar la danza como un gran propulsor para que todos- sin excepción- puedan disfrutar y desarrollarse a través de ella.

La presente investigación busca comprender cómo incide la danza en el desarrollo de la percepción que los niños sordos tienen de su cuerpo. El concepto de percepción se entiende-desde lo fenomenológico- como un proceso completo que ocurre gracias a las experiencias vividas por el cuerpo, las que permiten darle un significado al mundo. Bajo un prisma integral muy similar, la visión socioantropológica concibe a los sordos como personas sociolongüisticamente diferentes, los que pertenecen a una cultura con un lenguaje propio. El uso de la lengua de señas -donde el cuerpo se transforma constantemente para poder comunicarse- sumado a un taller de danza -que busca el desarrollo integral de las personas que la practican-, arroja resultados interesantes con respecto a la percepción que se tiene del cuerpo habitado.

Para llevar a cabo esta investigación, se realizaron dos grupos de discusión, en los que participaron niños/as sordos/as de 7 y 8 años de edad que asistían al taller de danza impartido en su Escuela. A través de la conversación y de la interacción grupal se estudiaron sus reflexiones con respecto a las experiencias vividas dentro de la clase. Si bien cada mirada es subjetiva, se presentaron ciertos factores que produjeron un discurso que representaba al grupo, brindándole un sentido común.

Se hizo evidente que la danza contribuye a potenciar la propiocepción de los niños sordos, donde gracias a su estimulación, se buscaba que éstos lograran integrar distintas vivencias que enriquecieran su manera de percibir el mundo. La danza opera como una herramienta expresiva que trabaja la integralidad de estos niños en lo motriz (como la consciencia del movimiento, sus detalles, poner a prueba los límites corporales por medio de la exploración), en su relación con el espacio (uso de este, dimensiones, espacio sonoro, espacio personal y social) y en el aspecto creativo (transformación corporal, perspectiva, receptividad, la manifestación de emociones).

Es importante señalar, a partir de los resultados obtenidos, que la danza es una actividad que debiese estar presente de manera permanente dentro de la educación de los sordos. Esta práctica en conjunto con la lengua de señas potencia que los niños sordos se atrevan a explorar los límites de su capacidad – gracias al desarrollo de la confianza personal- y así amplíen su horizonte corporal y espacial, permitiendo una percepción más rica y completa tanto de de sí mismos como de su entorno.


Licencia: No tiene

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